viernes, 30 de mayo de 2014

Resúmenes Sociología del Género Parte 17

En la asignatura Sociología del Género del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, formamos un grupo de trabajo algunas/os compañeras/os y elaboramos los siguientes resúmenes de la bibliografía básica de la asignatura. Derechos reservados de sus autores.


1. -Ehrenreich, Barbara y English, Deirdre (1990): Cap. 1: “Introducción”, en Por su propio bien. (150 años de consejos de los expertos), Madrid: Taurus, pp. 11-41. Javier Prieto González // 2. -Durán, María Ángeles (2006): “Las fronteras sociales del siglo XXI”, en Isabel Morant (Dir.), Historia de las mujeres en España y América Latina. Madrid: Cátedra, Volumen IV “Del Siglo XX a los umbrales del XXI”, pp. 465-493. María Dolores Aviles y José Antonio Delgado Guanche // 3. -Giddens, Anthony (2007), “El género”, en Sociología, Madrid: Alianza Universidad, pp. 441-452. Blas García Ruíz // 4. -Marqués, Josep-Vicent (1991): Cap. 1 (extracto): “Androcentrismo, un caso particular de sociocentrismo”, en Josep-Vicent Marqués y Raquel Osborne, Sexualidad y sexismo. Primera parte: Marqués, “Varón y patriarcado”. Madrid: Fundación Universidad-Empresa, pp. 23-27. Lorenzo Vellarino Cordero // 5. -Osborne, Raquel (1997): "Feminismos", Dossier Debate "La igualdad de la mujer", Temas para el Debate, octubre, nº 35, pp. 46-50. Ruth Cardedal Fernández // 6. -Giddens, Anthony (2007): “Walby: la teorización del patriarcado”, “El ´feminismo negro` y “El feminismo postmoderno”, op.cit., pp. 456-459. Javier Hermoso Ruíz // 7. -Osborne, Raquel (1996): "¿Son las mujeres una minoría"?, Isegoría (Revista de Filosofía Moral y Política), monográfico sobre Multiculturalismo, justicia y tolerancia, Madrid, nº 14, octubre, pp. 79-93. Antonia Pineda Vergara y Fernando Pedro Bruna Quintas // 8. -Giddens, Anthony (2007): “Perspectivas teóricas sobre la familia y las relaciones íntimas”, op. cit., pp. 246-256. Julio Monteagudo Diz // 9. -Ferreira, Virginia (1996), “Mujer y trabajo. La división sexual del trabajo en el análisis sociológico: de natural a socialmente construida”, en María Antonia García de León, Félix Ortega y María Luisa García de Cortázar, (comps.), Sociología de las mujeres españolas, Madrid: Ed. Complutense, pp. 93-119. (Selección: pp. 93-111). Antonio Jesús Acevedo Blanco // 10. -Brullet, Cristina (2004): “La maternidad en occidente y sus condiciones de posibilidad en el siglo XXI”, en Ángeles de la Concha y Raquel Osborne (Eds.): Las mujeres y los niños primero (Discursos de la maternidad). Barcelona, Madrid: Icaria y UNED, pp. 201-228. (Selección: pp.213-228). Antonia Florentina López Caballero // 11. -Osborne, Raquel (2005): “Desigualdad y relaciones de género en las organizaciones: diferencias numéricas, acción positiva y paridad”, Política y Sociedad, vol. 42, nº2, 2005, pp. 163-180. María Aurora Sieiro López // 12. -Torres San Miguel, Laura y Antón Fernández, Eva (2005), Violencia de género, Caja España, Obra Social, Colección: Cartilla de Divulgación (Lo que usted debe saber sobre). (Selección: pp. 18-33). Daniela Isabel Lili Pedraza y Mónica Pedraza Darias // 13. -Osborne, Raquel (2009): Cap. 2, “Malos tratos: un problema estructural”, en Osborne, Raquel: Apuntes sobre violencia de género. Barcelona: Bellaterra Edicions, Serie General Universitaria, pp. 83-136.  Mónica Pedraza Darias Tomás Javier Prieto González // 14. -Platero, Raquel (Lucas) (2013): "Introducción. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad", en Platero, Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada. Barcelona: Bellaterra, pp. 15-72. (Selección: pp. 23-48). María Isabel García Duran // 15. -Büchner, J. "Notas para la ponencia “Género y globalización" (versión 2004): 20 pp. Cristina Martínez Blanco

Desarrollo de la perspectiva sociológica acerca de las minorías


A principios de siglo Robert Park recibe su única instrucción formal en sociología al escuchar las conferencias de Simmel en Berlín.  Luego publica un artículo, donde el término “hombre marginal” era la aplicación al peculiar contexto norteamericano del concepto del “extraño” acuñado por Simmel, concepto útil para el estudio de los cambios culturales y las fusiones provocadas por el intensísimo proceso de inmigración y de conflicto cultural engendrado por dicha inmigración. Simmel describía al “extraño” como alguien próximo y distante a la vez respecto del grupo que, si bien lo considera un elemento de sí mismo al mismo tiempo lo ve como alguien ajeno. Es, entonces, fruto de una “específica forma de interacción” que le confiere algunos rasgos prototípicos, mayor objetividad, libertad, sujeción a mayor movilidad, Simmel lo aplicó específicamente a los judíos. Park por su parte, se refiere al hombre marginal como un “hibrido cultural”, un tipo de personalidad que “vive y comparte íntimamente la vida cultural de dos pueblos distintos”, que no acaba de romper con su pasado y tampoco es aceptado por el nuevo mundo en el que se mueve. Pero Park habla más de un proceso social y que de un tipo de personalidad.

La más amplia exposición de este concepto, se la debemos a Stonequist, quien sostenía que las personalidades marginales aparecen dondequiera que haya transiciones y conflictos culturales, pero las situaciones prototípicas son aquellas en la que aparecen la raza y la nacionalidad. No obstante, como señala Park, la concepción individual que de sí mismo posee el hombre marginal es un producto social, no individual, fruto de la encrucijada en la que se encuentra.

Everett Hugues entiende el concepto como una cuestión de estatus, como un sistema de relaciones sociales, definido por la identificación con una cultura determinada. En ciertas circunstancias, en los procesos de conflicto y ajuste cultural, algunas personas se enfrentan con un dilema, pero ésto les sucede por su pertenencia a ciertos grupos con una determinada definición en su estatus, que incluye unas características bien precisas, las que conocemos como estereotipos. Por tanto, no se trata únicamente de un fenómeno en el que aparece la mezcla de diferentes razas  y culturas, como sería el caso de los negros, sino de dilemas que suceden en situaciones de amplio conflicto y cambio social,  generadoras de una confusión en la identidad social de las personas adscritas a determinados grupos. Éste sería el caso de las mujeres “nuevas”, mujeres  preparadas que acceden a puestos de trabajo en los que su incorporación como colectivo es reciente. Al no contar con una definición de estatus tienen que abrirse paso en un mundo en el cual no reciben el reconocimiento esperado, y esto es debido a su pertenencia al grupo de las mujeres. Esta problemática será tratada con mayor profundidad por algunas sociólogas que en los años 70, comienzan a hablar de las token women, -mujeres que se encuentran en minoría numérica en entornos laborales tradicionalmente reservados a los varones. Estas “pioneras” tendrán que enfrentarse no sólo a un insuficiente reconocimiento de su trabajo, sino a situaciones de especial dificultad por mor de su nuevo estatus profesional.

Otra línea conceptual en el análisis de los grupos minoritarios parte de B. Berreman, quien aplicó la teoría de las castas, originada en la India, a la situación de los negros norteamericanos. Por otra parte, Bertram Coyle, analizó la “línea de color”, toda una institución en el Sur de EE.UU., que suponía una variedad de “casta”, es decir, una institución en la que la gente nace y se supone que permanece toda la vida. Doyle recoge de Herbert Spencer la importancia de la etiqueta en el ritual social como forma de control social. El sistema de casta se sostiene por medio de una elaborada etiqueta que mantiene  a cada uno en su sitio, y que sólo funciona mientras permanece claramente establecida la “distancia social” apropiada para cada grupo. Mientras que los judíos constituyen para Doyle un “grupo minoritario permanente”, la dinámica que mueve a los sistemas democráticos, tiende a reducir el sistema de castas y proporcionar movilidad social a los individuos, en este sentido, el acceso al sistema educativo y la creación de una clase profesional, fueron creando mayores oportunidades de ascenso para los negros,  gracias a lo cual dejaron gradualmente de exhibir las características de una casta y fueron asumiendo las de una minoría. Parecidas pautas de etiqueta rigen para hombres y mujeres y se ligan a un sistema de estratificación, que se ve cuestionado cuando aparece la “rebelión”, como señala Laurel Richardson. Cuando se produce una situación de nueva y amplia movilidad social, como sucedió a partir de los años 60 con las mujeres, las reglas de la etiqueta entre hombres y mujeres, quedan en entredicho como síntoma de que las cosas están cambiando en esas relaciones.

El siguiente paso en el análisis de las mujeres como una minoría lo proporcionó Gunnar Myrdal, que compara el estatus minoritario de los negros con el de las mujeres. La desaparición global de un sistema paternalista para dar paso a uno regido por los valores democráticos impulsados por la revolución industrial cambió el estatus de los negros y las mujeres. Las semejanzas históricas y estructurales entre los negros, en una cultura dominada por los blancos, y entre las mujeres, en una cultura masculina, fueron destacadas por Myrdal. Entre los rasgos comunes señalados por la opinión popular y que recoge el autor están: una inteligencia inferior, una naturaleza emocional primitiva o infantil, una ilusoria habilidad sexual, una adecuación a su estado que corrobora la legitimidad de éste y una manifiesta propensión al engaño y la ocultación. Ambos grupos se ven inducidos a recurrir a las mismas tácticas de acomodación: una forma insinuativa o implorante de agradar a los demás, cierta tendencia a estudiar los puntos débiles del grupo dominante a fin de influir sobre éste, y una apariencia de desamparo e ignorancia bajo la que se oculta un fraudulento deseo de dominio.

Como ya vimos en la definición de minoría de Wirth, y podemos deducir de las enseñanzas reseñadas por Myrdal, la definición de minoría incluye aspectos objetivos y subjetivos: el hecho de la discriminación y la conciencia de la discriminación. En el caso de las mujeres, podemos comprobar que muchas mujeres no despliegan una conciencia colectiva de grupo, aunque las mujeres hoy en día están representando un papel como motor de numerosos cambios sociales. Ello no impide el análisis si se considera que, las mujeres poseen, no obstante, un “estatus de grupo minoritario”, término utilizado para categorizar a las personas a las que se les han negado derechos a los que son acreedoras. Desde el momento en que consideremos que la pertenencia a su sexo no justifica las desigualdades que podemos observar resulta válido pensar que las mujeres ocupan un estatus minoritario en nuestra sociedad.

Pensarlas así permite reflexionar sobre dos aspectos interrelacionados: por una parte, que las mujeres manifiestan a menudo muchas de las características psicológicas imputadas habitualmente a grupos minoritarios autoconscientes. Y por otra, que algunos de estos rasgos pueden ser estrategias conscientes de resistencia a los estereotipos al uso.

Para empezar con la primera cuestión, debemos tener en cuenta que si la concepción acerca de uno mismo, colectivamente hablando, resulta en buena parte un reflejo de como somos vistos y definidos por los demás, la constante reiteración a las mujeres de que son inferiores repercutirá en numerosos rasgos de carácter y actitudes, ya que si definimos algo como real será real en sus consecuencias.

Los análisis clásicos de los prejuicios raciales y étnicos han sido muy iluminadores para ilustrar las diversas formas en que las mujeres son estigmatizadas, si bien  algunas de dichas formas son específicas de las mujeres debido a su especial relación con los varones. Debemos comentar ahora que los prejuicios, así como la discriminación borran aquí sus fronteras. De entre las variantes de la estigmatización podemos destacar según Edwin Schur:

  • Cada mujer es tratada, en primer lugar, como una mujer, como un ejemplo de su categoría; sus cualidades personales y sus logros son secundarios.
  • Las mujeres son vistas como “todas iguales” y por tanto, sustituibles unas por otras
  • A las mujeres, entendidas como las Otras no esenciales, se les impone un estatuto de segundonas, a las que se considera innatamente pasivas, y, en consecuencia, susceptibles de ser tratas como un objeto
  • La subordinación significa que muchas cosas se les pueden hacer fácilmente, acoso, violencia, discriminación
  • Las mujeres pueden ser ignoradas, o descartadas o trivializadas, tratadas como niña o como no personas
  • Su estatus social es visto como conseguido vicariamente a través de los hombres

jueves, 29 de mayo de 2014

Resúmenes Sociología del Género Parte 16

En la asignatura Sociología del Género del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, formamos un grupo de trabajo algunas/os compañeras/os y elaboramos los siguientes resúmenes de la bibliografía básica de la asignatura. Derechos reservados de sus autores.


1. -Ehrenreich, Barbara y English, Deirdre (1990): Cap. 1: “Introducción”, en Por su propio bien. (150 años de consejos de los expertos), Madrid: Taurus, pp. 11-41. Javier Prieto González // 2. -Durán, María Ángeles (2006): “Las fronteras sociales del siglo XXI”, en Isabel Morant (Dir.), Historia de las mujeres en España y América Latina. Madrid: Cátedra, Volumen IV “Del Siglo XX a los umbrales del XXI”, pp. 465-493. María Dolores Aviles y José Antonio Delgado Guanche // 3. -Giddens, Anthony (2007), “El género”, en Sociología, Madrid: Alianza Universidad, pp. 441-452. Blas García Ruíz // 4. -Marqués, Josep-Vicent (1991): Cap. 1 (extracto): “Androcentrismo, un caso particular de sociocentrismo”, en Josep-Vicent Marqués y Raquel Osborne, Sexualidad y sexismo. Primera parte: Marqués, “Varón y patriarcado”. Madrid: Fundación Universidad-Empresa, pp. 23-27. Lorenzo Vellarino Cordero // 5. -Osborne, Raquel (1997): "Feminismos", Dossier Debate "La igualdad de la mujer", Temas para el Debate, octubre, nº 35, pp. 46-50. Ruth Cardedal Fernández // 6. -Giddens, Anthony (2007): “Walby: la teorización del patriarcado”, “El ´feminismo negro` y “El feminismo postmoderno”, op.cit., pp. 456-459. Javier Hermoso Ruíz // 7. -Osborne, Raquel (1996): "¿Son las mujeres una minoría"?, Isegoría (Revista de Filosofía Moral y Política), monográfico sobre Multiculturalismo, justicia y tolerancia, Madrid, nº 14, octubre, pp. 79-93. Antonia Pineda Vergara y Fernando Pedro Bruna Quintas // 8. -Giddens, Anthony (2007): “Perspectivas teóricas sobre la familia y las relaciones íntimas”, op. cit., pp. 246-256. Julio Monteagudo Diz // 9. -Ferreira, Virginia (1996), “Mujer y trabajo. La división sexual del trabajo en el análisis sociológico: de natural a socialmente construida”, en María Antonia García de León, Félix Ortega y María Luisa García de Cortázar, (comps.), Sociología de las mujeres españolas, Madrid: Ed. Complutense, pp. 93-119. (Selección: pp. 93-111). Antonio Jesús Acevedo Blanco // 10. -Brullet, Cristina (2004): “La maternidad en occidente y sus condiciones de posibilidad en el siglo XXI”, en Ángeles de la Concha y Raquel Osborne (Eds.): Las mujeres y los niños primero (Discursos de la maternidad). Barcelona, Madrid: Icaria y UNED, pp. 201-228. (Selección: pp.213-228). Antonia Florentina López Caballero // 11. -Osborne, Raquel (2005): “Desigualdad y relaciones de género en las organizaciones: diferencias numéricas, acción positiva y paridad”, Política y Sociedad, vol. 42, nº2, 2005, pp. 163-180. María Aurora Sieiro López // 12. -Torres San Miguel, Laura y Antón Fernández, Eva (2005), Violencia de género, Caja España, Obra Social, Colección: Cartilla de Divulgación (Lo que usted debe saber sobre). (Selección: pp. 18-33). Daniela Isabel Lili Pedraza y Mónica Pedraza Darias // 13. -Osborne, Raquel (2009): Cap. 2, “Malos tratos: un problema estructural”, en Osborne, Raquel: Apuntes sobre violencia de género. Barcelona: Bellaterra Edicions, Serie General Universitaria, pp. 83-136.  Mónica Pedraza Darias Tomás Javier Prieto González // 14. -Platero, Raquel (Lucas) (2013): "Introducción. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad", en Platero, Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada. Barcelona: Bellaterra, pp. 15-72. (Selección: pp. 23-48). María Isabel García Duran // 15. -Büchner, J. "Notas para la ponencia “Género y globalización" (versión 2004): 20 pp. Cristina Martínez Blanco

¿Son las mujeres una minoría?

¿Cómo se define el concepto de minoría para que sea aplicable a las mujeres que son un grupo numéricamente mayoritario en nuestras sociedades?.  Según Louis Wirth, aunque él lo aplicaba a otra minoría sociológica, los negros, “Un grupo minoritario es cualquier grupo de personas que, a causa de sus características físicas o culturales, se encuentra sometido a una discriminación respecto de los demás miembros de la sociedad en la que vive, recibiendo de ésta un trato diferente e injusto”. Incluso aunque los negros (o mujeres) se encontraran en una situación de mayoría numérica, habríamos de seguir considerándoles como una minoría por razón de su posición de subordinación social, política y económica. Esta definición de minoría a causa de la inferioridad del estatus, y no por su envergadura estadística, es lo que permite la aproximación sociológica entre las minorías étnicas y las mujeres.

Esta trayectoria inaugurada en los años 20, fue apenas continuada por la sociología de los años 50 y sólo de manera esporádica tratada por algunos autores feministas o protofeministas de los años 70. Luego el tema es retomado, por una corriente del feminismo francófono, inscrita en otra tradición de pensamiento que podríamos denominar como feminismo materialista, cuyos integrantes consideran que los términos de “mayoría” y “minoría”  describen más el poder de los grupos que su tamaño relativo.  Así, según Colette Guillaumin: “Por minoritarios entenderemos no aquellos que serían forzosamente menores en número, sino más bien aquellos que en una sociedad están en estado de “menos poder”, sea este poder económico, jurídico, político...” Minoría, pues, de carácter sociológico, aplicable a grupos relativamente carentes de poder y subordinados en las diversas sociedades.

A continuación, en primer lugar, y tras situar históricamente esta temática, se examinará la tradición sociológica estadounidense en su conceptualización de los negros como un grupo minoritario y la posterior aplicación de este concepto a las mujeres. En segundo lugar, se apuntará que cuando dichos grupos cobran conciencia de sí mismos, lo que sólo era un concepto en la teoría se traduce en unas determinadas políticas públicas por medio de las que se intenta corregir las desigualdades padecidas por dichos grupos minoritarios, incluidas las mujeres.

Razones históricas del surgimiento y consolidación de las minorías 

A partir de las Revoluciones francesa y norteamericana emergen y se diseminan las doctrinas universalistas acerca de la igualdad, la libertad y el sufragio.  Pero una cosa son los principios y otra su realización. Los no propietarios, las mujeres, y los negros en Estados Unidos, se vieron excluidos de esos derechos. Pero a causa del carácter abstracto de este universalismo ilustrado y liberal, basado en un concepto abstracto de individuo, la exclusión de todos estos sectores de población de los derechos civiles y políticos básicos resultaba difícilmente sostenible.

Desde el período revolucionario del s. XVIII son muchos los pensadores liberales que han apoyado la causa de la liberación de los pueblos o grupos oprimidos, como Mary Wollstonecraft, John Stuart Mill y Harriet Mill, que trabajaron  sobre esta contradicción del pensamiento y la práctica liberales en el caso de las mujeres. Se pedía la extensión de los derechos cívicos a quienes carecían de propiedad, o sea, los esclavos, e implícitamente se comenzó a vindicar los derechos de las mujeres.

Pero, ciertas situaciones de evolución histórica y de cambios ideológicos han influido para el surgimiento temático de las minorías, aunque las trayectorias han sido distintas según los lugares. En los Estados Unidos, las semejanzas de la situación de los negros y las mujeres no son accidentales, sino históricas y analógicas, heredada del estatuto de origen medieval, por el que quedaban todos bajo la autoridad del paterfamilias. Luego, la lucha por el abolicionismo de la esclavitud estuvo ligada desde el principio a la lucha por la emancipación de las mujeres.

La sociedad preindustrial, de corte paternalista, reajusta  la institución de la familia y el nuevo orden económico y crea a las mujeres y a los negros como grupos problemáticos. La ideología de la democracia, redujo la situación de casta para dar paso a una situación de mayor movilidad social.

En Europa la evolución es diferente. Si hablamos de “principios”, el reconocimiento de la existencia de las minorías deriva del reconocimiento de los “derechos del hombre”, entre ellos el derecho a la autodeterminación, teniendo en cuenta, que ésta, extrapolada de los individuos a los pueblos, como ocurrió en Europa entre el s. XIX y el XX, no es un derecho liberal.

El s. XIX también llamado “la edad del nacionalismo”, vio el despertar de una serie de movimientos nacionales. Estos reajustes de las fronteras políticas provocaron graves desajustes para importantes sectores de las poblaciones implicadas. Las minorías, son en parte un subproducto de la ideología del nacionalismo, que sostenía que todos los grupos debían tener su Estado. El reconocimiento político de este fenómeno tuvo lugar con la firma del tratado de Versalles, que proclamó que cualquier grupo perteneciente a una minoría, ya sea étnica, cultural o religiosa, tenía derecho a la misma protección y oportunidades que cualquier otro grupo. Sin embargo, se pueden destacar las implicaciones negativas, en aquel contexto histórico, de hacer recaer el acento exclusivamente en los grupos, dejando de lado a los individuos o a las minorías menos organizadas.

Otros dos importantes factores que han contribuido al surgimiento de los problemas y los derechos de las minorías son la secularización y los avances de la ciencia moderna. La secularización, que se manifiesta en la extensión del racionalismo, la ciencia y el escepticismo, hacia todo lo heredado del pasado y la divinidad, rompe con la idea de los estamentos y las castas, las supersticiones de la inferioridad de las razas y los grupos étnicos. Los ideales de igualdad han permitido el acceso de las masas a la cultura y a la educación. El concepto de raza fue cayendo científicamente en desuso tras la comprobación genética de su irrelevancia. A ello se podría añadir la comprobación empírica de su inaplicabilidad para explicar las problemáticas y las diversidades de tanta mezcla de pueblos que habitan regiones enteras del mundo. No es la raza la que marca la diferencia, sino la lengua, la religión, la economía, las actitudes y los hábitos sociales, las instituciones y los valores. La ciencia ha demostrado palpablemente que estos rasgos pueden ser modificados.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Resúmenes Sociología del Género Parte 15

En la asignatura Sociología del Género del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, formamos un grupo de trabajo algunas/os compañeras/os y elaboramos los siguientes resúmenes de la bibliografía básica de la asignatura. Derechos reservados de sus autores.


1. -Ehrenreich, Barbara y English, Deirdre (1990): Cap. 1: “Introducción”, en Por su propio bien. (150 años de consejos de los expertos), Madrid: Taurus, pp. 11-41. Javier Prieto González // 2. -Durán, María Ángeles (2006): “Las fronteras sociales del siglo XXI”, en Isabel Morant (Dir.), Historia de las mujeres en España y América Latina. Madrid: Cátedra, Volumen IV “Del Siglo XX a los umbrales del XXI”, pp. 465-493. María Dolores Aviles y José Antonio Delgado Guanche // 3. -Giddens, Anthony (2007), “El género”, en Sociología, Madrid: Alianza Universidad, pp. 441-452. Blas García Ruíz // 4. -Marqués, Josep-Vicent (1991): Cap. 1 (extracto): “Androcentrismo, un caso particular de sociocentrismo”, en Josep-Vicent Marqués y Raquel Osborne, Sexualidad y sexismo. Primera parte: Marqués, “Varón y patriarcado”. Madrid: Fundación Universidad-Empresa, pp. 23-27. Lorenzo Vellarino Cordero // 5. -Osborne, Raquel (1997): "Feminismos", Dossier Debate "La igualdad de la mujer", Temas para el Debate, octubre, nº 35, pp. 46-50. Ruth Cardedal Fernández // 6. -Giddens, Anthony (2007): “Walby: la teorización del patriarcado”, “El ´feminismo negro` y “El feminismo postmoderno”, op.cit., pp. 456-459. Javier Hermoso Ruíz // 7. -Osborne, Raquel (1996): "¿Son las mujeres una minoría"?, Isegoría (Revista de Filosofía Moral y Política), monográfico sobre Multiculturalismo, justicia y tolerancia, Madrid, nº 14, octubre, pp. 79-93. Antonia Pineda Vergara y Fernando Pedro Bruna Quintas // 8. -Giddens, Anthony (2007): “Perspectivas teóricas sobre la familia y las relaciones íntimas”, op. cit., pp. 246-256. Julio Monteagudo Diz // 9. -Ferreira, Virginia (1996), “Mujer y trabajo. La división sexual del trabajo en el análisis sociológico: de natural a socialmente construida”, en María Antonia García de León, Félix Ortega y María Luisa García de Cortázar, (comps.), Sociología de las mujeres españolas, Madrid: Ed. Complutense, pp. 93-119. (Selección: pp. 93-111). Antonio Jesús Acevedo Blanco // 10. -Brullet, Cristina (2004): “La maternidad en occidente y sus condiciones de posibilidad en el siglo XXI”, en Ángeles de la Concha y Raquel Osborne (Eds.): Las mujeres y los niños primero (Discursos de la maternidad). Barcelona, Madrid: Icaria y UNED, pp. 201-228. (Selección: pp.213-228). Antonia Florentina López Caballero // 11. -Osborne, Raquel (2005): “Desigualdad y relaciones de género en las organizaciones: diferencias numéricas, acción positiva y paridad”, Política y Sociedad, vol. 42, nº2, 2005, pp. 163-180. María Aurora Sieiro López // 12. -Torres San Miguel, Laura y Antón Fernández, Eva (2005), Violencia de género, Caja España, Obra Social, Colección: Cartilla de Divulgación (Lo que usted debe saber sobre). (Selección: pp. 18-33). Daniela Isabel Lili Pedraza y Mónica Pedraza Darias // 13. -Osborne, Raquel (2009): Cap. 2, “Malos tratos: un problema estructural”, en Osborne, Raquel: Apuntes sobre violencia de género. Barcelona: Bellaterra Edicions, Serie General Universitaria, pp. 83-136.  Mónica Pedraza Darias Tomás Javier Prieto González // 14. -Platero, Raquel (Lucas) (2013): "Introducción. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad", en Platero, Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada. Barcelona: Bellaterra, pp. 15-72. (Selección: pp. 23-48). María Isabel García Duran // 15. -Büchner, J. "Notas para la ponencia “Género y globalización" (versión 2004): 20 pp. Cristina Martínez Blanco

Sylvia Walby: “La teorización del Patriarcado”: Idea de Patriarcado, esencial para muchas
interpretaciones feministas de la desigualdad de género. También ha sido criticado como
instrumento analítico por no explicar las transformaciones de la desigualdad de género y su
diversidad. Walby, piensa que el concepto de patriarcado es esencial para cualquier análisis de la
desigualdad de género, aunque está de acuerdo con las críticas que ha recibido. Walby, en
“Theorizing Patriarchy”, presenta una forma de entender el patriarcado más flexible que sus
predecesoras. Incorpora el cambio histórico y tiene en cuenta las diferencias étnicas y de clase. El
patriarcado, para Walby, “Es un sistema de estructuras y prácticas sociales en el que los hombres
dominan, oprimen y explotan a las mujeres”.

Patriarcado y capitalismo son sistemas diferentes, con una interacción determinada (armoniosa o tensión), dependiendo de las condiciones históricas. El capitalismo se beneficia del patriarcado través de la división sexual del trabajo. En ocasiones, ambos sistemas han estado enfrentados. Es el caso de épocas de guerra, en las que una gran cantidad de mujeres ha entrado en el mercado laboral, es aquí donde los intereses de capitalismo y patriarcado no han corrido parejos.

El punto flaco de las primeras teorías feministas, según Walby, fue la tendencia a centrarse en una
causa “esencial” de la opresión de las mujeres, que podría ser la violencia masculina o el papel de la
mujer en la reproducción.

Para Walby, el Patriarcado se compone se seis estructuras independientes, pero que interactúan entre ellas:

  1. Las relaciones de producción en el hogar: El trabajo doméstico no remunerado de la mujer es expropiado por su marido.
  2. El trabajo remunerado: El mercado laboral aparta ciertos trabajos a las mujeres, les dota de un menor salario y quedan segregadas en empleos menos cualificados.
  3. El estado patriarcal: En sus políticas y prioridades, el Estado muestra un sesgo sistemático que favorece los intereses patriarcales. La violencia masculina: Sigue ciertas pautas y es sistemática. La mujer la sufre cotidianamente y las consecuencias que tienen para ellas están tipificadas. El Estado perdona dicha violencia al negarse a intervenir, salvo en casos excepcionales. Las relaciones patriarcales en el ámbito sexual: Se manifiestan en la heterosexualidad obligatoria y en el diferente rasero sexual que se aplica para los dos sexos.
  4. Las instituciones culturales patriarcales: Instituciones y prácticas como los medios de comunicación, la religión y la educación, producen representaciones de la mujer con una mirada patriarcal. Por medio de las cuales se influye en la identidad de las mujeres.

Walby, distingue dos formas distintas de patriarcado:

*Patriarcado Privado: Dominación de la mujer dentro del hogar y a manos de un
patriarca individual. Estrategia excluyente para la que lo primordial es evitar que las mujeres
participen en la vida pública.
*Patriarcado Público: Carácter más colectivo. Mujeres participan en ambos
ámbitos públicos, como política y mercado laboral, pero siguen estando segregadas en referencia a
riqueza, poder y posición social.
Walby señala que, al menos en Gran Bretaña, se ha producido transformación del
patriarcado en sus formas y niveles. La disminución del desfase salarial y los logros obtenidos en la
educación de la mujer, demuestran este cambio en el nivel del patriarcado, nuca su derrota.
Actualmente, el patriarcado ha pasado de subordinar a la mujer en el ámbito privado, para hacerlo
en el ámbito público.

*El Feminismo Negro: ¿Las variaciones del feminismo antes esbozadas se aplican igual a la experiencia de las mujeres blancas y no blancas? Muchas feministas negras y de los países en vías de desarrollo dicen que no. Señalan que las principales escuelas de pensamiento feminista, no tienen en cuenta las divisiones étnicas entre las mujeres y que se concentran en los dilemas de la mujer blanca, de clase media y que vive en sociedades industrializadas. No es válido generalizar teorías sobre el conjunto de la subordinación femenina a partir de experiencias grupales. La idea de opresión de género “única”, resulta problemática.

La insatisfacción con los tipos de feminismo actual ha tenido como consecuencia la
aparición de corriente de pensamiento centrada en los problemas de las mujeres negras. El
feminismo negro tiende a subrayar la historia: aspectos del pasado que aportan datos sobre los actuales problemas a los que se enfrentan las mujeres negras. Feminismo negro
estadounidense:Hincapié en la gran influencia que ha dejado el legado de la esclavitud, la
segregación y el movimiento de los derechos civiles en las desigualdades de género que afectan a la comunidad negra. Señalan que las primeras sufragistas negras apoyan la campaña de los derechos de la mujer, después se dieron cuenta de que no se podía prescindir del problema de la raza. Las mujeres negras eran discriminadas por su raza y por su género. Hooks: Diferenciación entre:

  • Feministas Blancas: Su idea de familia es el baluarte del patriarcado.
  • Feministas Negras: Familia representa el principal ámbito de solidaridad contra el racismo.

Diferentes y amplios escenarios en el caso de la opresión femenina entre las mujeres negras.
Feministas negras dicen que las teorías de la igualdad no representan sus expectativas, al no considerar el racismo. Algunas feministas negras, mantienen que la fuerza de la teoría feminista, radica en el hecho de que se ha centrado en la interacción de las cuestiones de raza, clase y género.

Cuando estos factores se combinan, se refuerzan unos a otros.

*El Feminismo Postmoderno: Desafía como lo hace también el feminismo negro, la idea de que existe una base unitaria de identidades y experiencias compratidas por todas las mujeres.

Este feminismo, se nutre del fenómeno de la postmodernidad en las artes, la arquitectura y la economía. Rechaza la teoría general explicativa de la posición de la mujer en la sociedad, o una categoría única de mujer. Estas feministas rechazan los argumentos clásicos utilizados para explicar la desigualdad de género(patriarcado, raza o clase), y los tilda de especialistas.

La postmodernidad, es partidaria de la validez de diferentes puntos de vista. No existe un
núcleo esencial que represente “lo femenino”, sino muchos individuos y grupos, todos los cuales tienen diferentes experiencias. Feminismo postmoderno hace hincapié en lo positivo de la diversidad, con su contenido de pluralidad, diferencia y apertura: existen múltiples mitos, roles y colaboraciones de la realidad. El reconocimiento de la diferencia es fundamental para el feminismo postmoderno. Con todo lo anterior, y al mismo tiempo, las feministas postmodernas han acentuado la importancia de la “deconstrucción”. Han procurado deconstruir el lenguaje masculino y la visión masculina del mundo. Han intentado crear términos y lenguajes fluidos y abiertos que reflejan de modo más próximo las experiencias de las mujeres. Para ellas, los hombres ven el mundo en términos de parejas, o conjuntos binarios(bueno, malo, etc). Ellos consideran lo masculino como lo
normal y lo femenino como desviación. Para Sigmund Freud, las mujeres eran hombres que carecían de pene y envidiaban a éstos por poseerlo. Visión masculina del mundo en la que la mujer siempre es el “otro”. “Deconstrucción”: Implica atacar los conceptos binarios y redituar estos términos de nueva y positiva manera.

Este tipo de feminismo es el que se se relaciona con las otras corrientes feministas. Se debe a su convencimiento de que muchas feministas van por mal camino cuando creen posible ofrecer explicaciones globales de la opresión de la mujer y encontrar los pasos necesarios para su resolución.

martes, 27 de mayo de 2014

Resúmenes Sociología del Género Parte 14

En la asignatura Sociología del Género del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, formamos un grupo de trabajo algunas/os compañeras/os y elaboramos los siguientes resúmenes de la bibliografía básica de la asignatura. Derechos reservados de sus autores.


1. -Ehrenreich, Barbara y English, Deirdre (1990): Cap. 1: “Introducción”, en Por su propio bien. (150 años de consejos de los expertos), Madrid: Taurus, pp. 11-41. Javier Prieto González // 2. -Durán, María Ángeles (2006): “Las fronteras sociales del siglo XXI”, en Isabel Morant (Dir.), Historia de las mujeres en España y América Latina. Madrid: Cátedra, Volumen IV “Del Siglo XX a los umbrales del XXI”, pp. 465-493. María Dolores Aviles y José Antonio Delgado Guanche // 3. -Giddens, Anthony (2007), “El género”, en Sociología, Madrid: Alianza Universidad, pp. 441-452. Blas García Ruíz // 4. -Marqués, Josep-Vicent (1991): Cap. 1 (extracto): “Androcentrismo, un caso particular de sociocentrismo”, en Josep-Vicent Marqués y Raquel Osborne, Sexualidad y sexismo. Primera parte: Marqués, “Varón y patriarcado”. Madrid: Fundación Universidad-Empresa, pp. 23-27. Lorenzo Vellarino Cordero // 5. -Osborne, Raquel (1997): "Feminismos", Dossier Debate "La igualdad de la mujer", Temas para el Debate, octubre, nº 35, pp. 46-50. Ruth Cardedal Fernández // 6. -Giddens, Anthony (2007): “Walby: la teorización del patriarcado”, “El ´feminismo negro` y “El feminismo postmoderno”, op.cit., pp. 456-459. Javier Hermoso Ruíz // 7. -Osborne, Raquel (1996): "¿Son las mujeres una minoría"?, Isegoría (Revista de Filosofía Moral y Política), monográfico sobre Multiculturalismo, justicia y tolerancia, Madrid, nº 14, octubre, pp. 79-93. Antonia Pineda Vergara y Fernando Pedro Bruna Quintas // 8. -Giddens, Anthony (2007): “Perspectivas teóricas sobre la familia y las relaciones íntimas”, op. cit., pp. 246-256. Julio Monteagudo Diz // 9. -Ferreira, Virginia (1996), “Mujer y trabajo. La división sexual del trabajo en el análisis sociológico: de natural a socialmente construida”, en María Antonia García de León, Félix Ortega y María Luisa García de Cortázar, (comps.), Sociología de las mujeres españolas, Madrid: Ed. Complutense, pp. 93-119. (Selección: pp. 93-111). Antonio Jesús Acevedo Blanco // 10. -Brullet, Cristina (2004): “La maternidad en occidente y sus condiciones de posibilidad en el siglo XXI”, en Ángeles de la Concha y Raquel Osborne (Eds.): Las mujeres y los niños primero (Discursos de la maternidad). Barcelona, Madrid: Icaria y UNED, pp. 201-228. (Selección: pp.213-228). Antonia Florentina López Caballero // 11. -Osborne, Raquel (2005): “Desigualdad y relaciones de género en las organizaciones: diferencias numéricas, acción positiva y paridad”, Política y Sociedad, vol. 42, nº2, 2005, pp. 163-180. María Aurora Sieiro López // 12. -Torres San Miguel, Laura y Antón Fernández, Eva (2005), Violencia de género, Caja España, Obra Social, Colección: Cartilla de Divulgación (Lo que usted debe saber sobre). (Selección: pp. 18-33). Daniela Isabel Lili Pedraza y Mónica Pedraza Darias // 13. -Osborne, Raquel (2009): Cap. 2, “Malos tratos: un problema estructural”, en Osborne, Raquel: Apuntes sobre violencia de género. Barcelona: Bellaterra Edicions, Serie General Universitaria, pp. 83-136.  Mónica Pedraza Darias Tomás Javier Prieto González // 14. -Platero, Raquel (Lucas) (2013): "Introducción. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad", en Platero, Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada. Barcelona: Bellaterra, pp. 15-72. (Selección: pp. 23-48). María Isabel García Duran // 15. -Büchner, J. "Notas para la ponencia “Género y globalización" (versión 2004): 20 pp. Cristina Martínez Blanco

El feminismo, en su doble vertiente de teoría política y movimiento organizado, tiene sus raíces en la proclamación de la universalidad de los derechos de igualdad y libertad promovidos por la Ilustración y la Revolución Francesas. Las sufragistas, y algunas intelectuales de la talla de Simone de Beauvoir y Betti Friedman mantuvieron viva la llama de este movimiento hasta su eclosión en la segunda mitad del siglo XX.

Este diálogo reivindicativo con la Ilustración, protagonizado en la teoría por Mary Wollstonecraft y su vindicación de los derechos de las mujeres, fue continuado por las sufragistas del siglo XIX, quienes se plantearon la igualdad en todos los terrenos.  Con posterioridad defenderían espacios públicos y privados diferentes para ambos sexos en lo que se conoció como “la ideología de las esferas separadas”. De origen burgués y de carácter interclasista, el sufragismo resultó contestado por los sectores femeninos que, nacidos en el seno de los grandes movimientos socialistas de carácter marxista, ligaban y subordinaban la liberación de las mujeres a la eliminación de la sociedad de clases.

DESPUÉS DEL SUFRAGISMO

Tras la consecución del derecho al voto de forma escalonada en los países occidentales, durante la primera mitad del siglo XX y las reformas legales que le siguieron, le feminismo se adormece a partir de la segunda guerra mundial. Sólo Simone de Beauvoir escribe “El segundo sexo (1949) y Betti Friedman “la mística de la femineidad” (1963), para que se canalizaran las dispersas energías de las mujeres de una organización la National Organization of Woman (NOW), principal defensora del feminismo liberal.

Hablar de feminismos liberal, así como radical y socialista tiene sentido porque representa la problemática de  las relaciones entre los sexos.

FEMINISMO LIBERAL

Parte de la división sexual de trabajo entre varones  y mujeres, que se corresponde con la división entre lo público y lo privado: el prestigio y los privilegios se asocian con la primera de estas áreas mientras que la segunda constituye una rémora para las mujeres. La igualdad de derechos y oportunidades, así como la educación, serán los nivelatorios sexuales.

Según el feminismo liberal las mujeres fueron históricamente el primer grupo oprimido. Kate Millet acuña en Política sexual (1970), el concepto de patriarcado, al que define como medio del cual los varones se benefician del control sexual, económico y psicológico de las mujeres.  El eslogan “lo personal es político” resumió estas ideas de la familia y la heterosexualidad entendidas como formas patriarcales de dominación.

FEMINISMO SOCIALISTA

Incorpora algunos presupuestos del feminismo radical al poner el acento en la comprensión del importante papel que juegan las instituciones culturales en la opresión de las mujeres; pero al analizar estas instituciones dentro del contexto de una sociedad de clases, el feminismo socialista continúa empleando un método marxista. Se recomienda el estudio de los problemas de las mujeres en diferentes clases y grupos raciales o étnicos, con especial referencia a los privilegios masculinos. Están de acuerdo en que el patriarcado es tan importante como el capitalismo y que ambos se refuerzan mutuamente.

Mientras que desde estas tres perspectivas se propone la superación del sistema de sexo-género como forma de lograr la igualdad, existen otras formas de entender el feminismo en las que el acento radica en resaltar lo que de diferente tenemos con los varones.  En su vertiente anglosajona se sostiene que la opresión de las mujeres proviene de la supresión del principio femenino, no sólo en nosotras/os mismos sino en la sociedad en general.
Con la restauración cultural de dicho principio, y la erradicación de todo lo masculino/negativo, volverán todas las bondades al mundo y de ahí la denominación de feminismo cultural.

Cuando se habla de feminismo de la diferencia se subraya sobre todo las diferencias con los varones. Pero desde los años ochenta existe un nuevo énfasis, la incorporación crítica en el feminismo, tanto de mujeres en sindicatos y partidos como ligadas a minorías étnicas y sexuales. Los sistemas de opresión funcionan entrelazadamente y existe una simultaneidad de opresiones que para muchas mujeres son igualmente importantes.

FEMINISMO INSTITUCIONAL

Compuesto por mujeres que ya no pretenden situarse fuera del sistema y que abogan por reformas graduales desde dentro. Los pactos interclasistas en tres mujeres de los países nórdicos, los lobbies de mujeres en Estados Unidos, los ministerios o institutos de la mujer en la vieja Europa occidental son diversas formas en que estos planteamientos cobran su forma.


Todo ello refleja la vitalidad de un movimiento y una teoría que han conmocionando los cimientos sobre los que se asentaban tanto los conocimientos científicos y las ideologías al uso acerca de la sociedad como las relaciones entre los dos grupos más números que la constituyen: las mujeres y los varones.

lunes, 26 de mayo de 2014

Resúmenes Sociología del Género Parte 13

En la asignatura Sociología del Género del segundo cuatrimestre del Grado en Sociología de la UNED curso 2013/14, formamos un grupo de trabajo algunas/os compañeras/os y elaboramos los siguientes resúmenes de la bibliografía básica de la asignatura. Derechos reservados de sus autores.


1. -Ehrenreich, Barbara y English, Deirdre (1990): Cap. 1: “Introducción”, en Por su propio bien. (150 años de consejos de los expertos), Madrid: Taurus, pp. 11-41. Javier Prieto González // 2. -Durán, María Ángeles (2006): “Las fronteras sociales del siglo XXI”, en Isabel Morant (Dir.), Historia de las mujeres en España y América Latina. Madrid: Cátedra, Volumen IV “Del Siglo XX a los umbrales del XXI”, pp. 465-493. María Dolores Aviles y José Antonio Delgado Guanche // 3. -Giddens, Anthony (2007), “El género”, en Sociología, Madrid: Alianza Universidad, pp. 441-452. Blas García Ruíz // 4. -Marqués, Josep-Vicent (1991): Cap. 1 (extracto): “Androcentrismo, un caso particular de sociocentrismo”, en Josep-Vicent Marqués y Raquel Osborne, Sexualidad y sexismo. Primera parte: Marqués, “Varón y patriarcado”. Madrid: Fundación Universidad-Empresa, pp. 23-27. Lorenzo Vellarino Cordero // 5. -Osborne, Raquel (1997): "Feminismos", Dossier Debate "La igualdad de la mujer", Temas para el Debate, octubre, nº 35, pp. 46-50. Ruth Cardedal Fernández // 6. -Giddens, Anthony (2007): “Walby: la teorización del patriarcado”, “El ´feminismo negro` y “El feminismo postmoderno”, op.cit., pp. 456-459. Javier Hermoso Ruíz // 7. -Osborne, Raquel (1996): "¿Son las mujeres una minoría"?, Isegoría (Revista de Filosofía Moral y Política), monográfico sobre Multiculturalismo, justicia y tolerancia, Madrid, nº 14, octubre, pp. 79-93. Antonia Pineda Vergara y Fernando Pedro Bruna Quintas // 8. -Giddens, Anthony (2007): “Perspectivas teóricas sobre la familia y las relaciones íntimas”, op. cit., pp. 246-256. Julio Monteagudo Diz // 9. -Ferreira, Virginia (1996), “Mujer y trabajo. La división sexual del trabajo en el análisis sociológico: de natural a socialmente construida”, en María Antonia García de León, Félix Ortega y María Luisa García de Cortázar, (comps.), Sociología de las mujeres españolas, Madrid: Ed. Complutense, pp. 93-119. (Selección: pp. 93-111). Antonio Jesús Acevedo Blanco // 10. -Brullet, Cristina (2004): “La maternidad en occidente y sus condiciones de posibilidad en el siglo XXI”, en Ángeles de la Concha y Raquel Osborne (Eds.): Las mujeres y los niños primero (Discursos de la maternidad). Barcelona, Madrid: Icaria y UNED, pp. 201-228. (Selección: pp.213-228). Antonia Florentina López Caballero // 11. -Osborne, Raquel (2005): “Desigualdad y relaciones de género en las organizaciones: diferencias numéricas, acción positiva y paridad”, Política y Sociedad, vol. 42, nº2, 2005, pp. 163-180. María Aurora Sieiro López // 12. -Torres San Miguel, Laura y Antón Fernández, Eva (2005), Violencia de género, Caja España, Obra Social, Colección: Cartilla de Divulgación (Lo que usted debe saber sobre). (Selección: pp. 18-33). Daniela Isabel Lili Pedraza y Mónica Pedraza Darias // 13. -Osborne, Raquel (2009): Cap. 2, “Malos tratos: un problema estructural”, en Osborne, Raquel: Apuntes sobre violencia de género. Barcelona: Bellaterra Edicions, Serie General Universitaria, pp. 83-136.  Mónica Pedraza Darias Tomás Javier Prieto González // 14. -Platero, Raquel (Lucas) (2013): "Introducción. La interseccionalidad como herramienta de estudio de la sexualidad", en Platero, Intersecciones: cuerpos y sexualidades en la encrucijada. Barcelona: Bellaterra, pp. 15-72. (Selección: pp. 23-48). María Isabel García Duran // 15. -Büchner, J. "Notas para la ponencia “Género y globalización" (versión 2004): 20 pp. Cristina Martínez Blanco

La pertenencia a un grupo social condiciona la visión de la realidad que el observador tiene respecto a los miembros de otros grupos sociales distintos al suyo. Este sesgo de la percepción se manifiesta de varias maneras. Una de las más comunes es la de atribuir al todo social las características de la parte a la que el sujeto pertenece. La pertenencia a un grupo determinado propone unas líneas de observación preferente, a la vez que oculta o dificulta otras. Por otra parte, este sesgo puede ser involuntario, pero no siempre es inocente. Las personas de posición social elevada pueden llegar literalmente a no ver entre una multitud de personas más que a las seis o siete que no son de su misma condición. La pertenencia a un grupo supone un ángulo de visión diferente y también unas pautas de percepción propias del grupo, que éste transmite a sus miembros.

Con la percepción de grupo se adquiere también un sistema de valores que se proyectan sobre lo percibido. Todo aquel y todo aquello que no es del grupo es percibido en general como no importante, no significativo o como "no normal". La expresión "no normal" es aséptica, pero la usual de "anormal" empieza a dejar de serlo. De calificar algo de "anormal" a hacerlo de "incorrecto", "malo" o "aberrante" no hay más que un paso y la adhesión a los usos y valores del grupo empuja a darlo. Todo esto es bien conocido de los estudiosos de ciencias sociales que, al menos en el terreno de las intenciones, procuran no dejarse limitar o distorsionar por el grupo o grupos al que pertenecen, ni juzgar otros grupos según los valores del propio. En antropología, el término etnocentrismo designa precisamente la deformación consistente en ver o juzgar las prácticas y valores de una sociedad o una cultura ajena a través del prisma de las prácticas y valores de aquella a la que pertenece el observador. Un término más general, el de sociocentrismo, sirve para designar toda deformación de este tipo y no sólo la que se produce al examinar culturas o sociedades globales diferentes de la propia. Una óptica de clase o el conjunto de lo que suelen llamarse deformaciones profesionales serían, junto al etnocentrismo, casos particulares de sociocentrismo.

Al percibir unas cosas y dejar de percibir otras, y al tender a juzgar las prácticas de personas de otros grupos o a los grupos mismos, los sujetos defienden consciente o inconscientemente los intereses del grupo. En cualquier sociedad que asigne en mayor o menor grado papeles diferentes a varones y mujeres (lo que incluye procesos de socialización diferentes) los varones constituyen un grupo social diferenciado, por lo que la pertenencia al colectivo masculino supone la posibilidad de percibir y juzgar la realidad con un sistema de deformaciones propio del grupo. No debería, pues, ser difícil admitir que los varones, salvo muy cuidadosa vigilancia, tienden a un particular sociocen-trismo. Este hecho es, sin embargo, negado no sólo por la generalidad de los varones sino también por la inmensa mayoría de los varones estudiosos de las ciencias sociales. Más aún, no son pocos los varones que aún creen que la condición o circunstancia de ser varón facilita una percepción más ajustada de la realidad. Quizás esta creencia no se manifieste con radicalidad entre los científicos sociales de sexo masculino, pero la mayoría parece pensar que el oficio de científico inmuniza contra los errores propios de la pertenencia a un grupo. Es así como el discurso científico aparece lleno de distorsiones, de observaciones y lecturas realizadas desde ángulos de visión e intereses masculinos que sólo podrían evitarse si se partiese precisamente del reconocimiento de su posibilidad.

Llamamos androcentrismo a ese tipo peculiar de error en el discurso, popular o científico, producido por la pertenencia acrítica de sus productores al colectivo masculino. Si por una parte no se trata más que de un ejemplo de deformación de perspectiva, como pueda serlo una óptica de clase alta, por otra reviste como peculiaridad una gravedad específica, dado que la pretensión masculina de construir el todo social es probablemente mayor que la de otros grupos sociales parciales.

En vano buscarán los lectores el epígrafe "hombres" o "varones" en los tratados de sociología. Un estudio sobre algunos de ellos arroja el siguiente resultado:

  1. El varón globalmente considerado no es objeto de un análisis social. Parece darse por sentado que su peculiaridad, caso de existir, sería puramente biológica y no social.
  2. Se habla de la mujer, aunque sólo puntualmente o a modo de breve apéndice sobre los cambios acaecidos en su condición.
  3. No hay un tratamiento global de un fenómeno como la división social de los sexos, que sin embargo, recorre toda la fenomenología social.
  4. Aparecen sólo alusiones al varón o a la relación entre los sexos y no en todos los autores:

  • como incidente en la exposición del proceso de socialización.
  • como elemento secundario en la exposición de la evolución de la familia.


Si la sociología, abrumadoramente inaugurada por científicos varones, ha venido desentendiéndose del estudio del varón como construcción social y de los varones como grupo o agente social colectivo, cuando era la ciencia más obligada a abordar estas cuestiones, debe ser porque participaba acríticamente de la confusión entre varón y miembro pleno o global de la especie humana. La naturalidad o normalidad sería tal que el varón no necesitaría ser descrito ni explicado. si acaso debería serlo la mujer, reducida a pura peculiaridad, así como el varón resultaba confundido y disuelto en la misma especie humana. Este mecanismo inconsciente, por el que el varón a un tiempo ocupa la totalidad del discurso y desaparece, se manifiesta en buena parte de la literatura sociológica, que cuando habla sobre las mujeres lo hace como si constituyesen numéricamente, pese a ser mayoritarias, una minoría relativamente reducida.

El rasgo principal del androcentrismo sería precisamente la sistemática resistencia a analizar la peculiaridad masculina, a la vez que se habla del ser humano en general atribuyéndole las características de los varones.

Entendemos que sólo puede hablarse de la sexualidad masculina, más allá de las obvias observaciones biológicas, si se acomete, aunque sólo sea ligeramente, el trabajo de indagar cómo se construye socialmente el varón, cómo se llega al personaje social varón desde el sujeto humano de sexo masculino, y cómo se produce ello dentro de un determinado sistema de reparto desigual de poder entre varones y mujeres.

sábado, 24 de mayo de 2014

Sami Naïr: "La izquierda y la derecha no son lo mismo, pero en Europa se han comportado igual"

Articulo de Daniel Basteiro publicado en el Huffingpost.es el 14 de mayo de 2014


Sami Naïr (1946, Tlemcen, Argelia) quiere una "gran Europa", pero no ésta. El intelectual francés, catedrático de Ciencias Políticas en la universidad Pablo Olavide de Sevilla, cree que es imprescindible expulsar a los mercaderes del templo de las élites en el que se ha convertido la Unión Europea. En su libro El desengaño europeo, Naïr repasa la historia del club comunitario para concluir que fue un error fiarlo todo a la construcción de un gran mercado. Cuando eso falla, según él, la idea "beata" de Europa, el europeísmo de bandera, se viene abajo.
-Ha escrito un libro de desengaño, pero no sólo sobre la gestión de la crisis del euro, sino del proyecto europeo en sí.
El sueño europeo ha sufrido un daño tremendo por dos motivos casi culturales. El primero es el utopismo romántico con el que se planteó la construcción europea. Este utopismo ha fracasado frente a unos resultados totalmente contrarios, que corren el riesgo de destrozar definitivamente el sueño de Europa. La responsabilidad la tienen no los que hacen un balance realista sino los que han prometido mucho para darnos nada.
Por otra parte, la opinión pública ha sido descartada desde el comienzo por las élites políticas con la excusa de que “Europa es algo demasiado complejo como para dejarlo en manos de los ciudadanos”. En nombre de esa visión hemos construido no un interés político europeo que generase adhesión sino un sistema de élites con un enorme déficit democrático. Hay elecciones cada cino años, pero los ciudadanos no saben muy bien sobre qué están votando. Estoy absolutamente convencido de que si se pregunta hoy a un ciudadano cuál es el diputado de su circunscripción, será incapaz de decir su nombre.

-¿No son las elecciones europeas una oportunidad perfecta para corregir ambos defectos?
En las elecciones europeas no se habla de Europa. Es una consecuencia casi natural porque los partidos políticos no tienen mucho que decir. No tienen más programa que el elaborado por la Comisión Europea. Cualquier partido, de cualquier bando, intenta adaptarse a ese programa. El bando conservador utiliza el chantaje de “lo que hay que hacer”, sin alternativa. El progresista, cuando existe, parte de un “no estamos de acuerdo” para hacer propuestas que reenfoquen un poquito ese programa. Pero no hay programa. Es siempre el mismo discurso.
-Tras las últimas elecciones europeas, la izquierda española votó a favor de la reelección de José Manuel Durao Barroso, conservador y anfitrión de la Cumbre de las Azores, como presidente de la Comisión. En estas, los socialistas tienen un candidato, que debate con los demás, y un programa. ¿Esta vez será diferente?
No lo creo. Hay que transmitir a la opinión pública que los políticos de ambos bandos tienen una responsabilidad enorme de lo que ha pasado y no han hecho la autocrítica necesaria para proponernos una alternativa a esa política. Imagínese que Martin Schulz, un gran diputado al que respeto, llega a la presidencia de la Comisión. Va a hacer la política de su partido, un partido aliado de Merkel en el Gobierno alemán. No me imagino a Merkel permitiendo que un socialista llegue a la presidencia de la Comisión para poner en marcha una política distinta a la suya. Si Schulz llega ahí, será con las manos esposadas.
-La Eurocámara presume de tener más influencia que nunca, sobre todo desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, que le da el poder de codecidir (con los Gobiernos) en multitud de temas. Pero, según su libro, sigue siendo una “caja de resonancia” y una coartada para la tecnocracia.
Es mi convicción. He sido eurodiputado cinco años y nunca, jamás, he sentido tanta impotencia política como en el Parlamento Europeo. Mire la elección del presidente del Parlamento Europeo. Conservadores y progresistas se ponen de acuerdo para repartirse el cargo, dos años y medio cada uno. Las grandes orientaciones son idénticas porque hay un acuerdo entre la derecha y la socialdemocracia para considerar que no hay alternativa a la construcción liberal de Europa. Merced a este acuerdo, hoy asistimos a una destrucción progresiva de la idea de Europa como conjunto de naciones.

-¿Ha vendido la izquierda su alma?
La complicidad ha existido desde los años 70. Piense en las relaciones entre Francia y Alemania. Valery Giscard d’Estaing y Helmut Schmidt (derecha-izquierda), François Mitterrand y Helmut Kohl (izquierda-derecha), Jacques Chirac y Gerhard Schroeder (derecha-izquierda), Nicolas Sarkozy y Angela Merkel [en este caso, ambos de derechas]. En vez de construir un contraproyecto, la izquierda se ha rendido al de los conservadores intentando matizarlo, suavizarlo o flexibilizarlo para proteger a las capas más débiles. Nunca diré que la izquierda y la derecha son lo mismo a nivel europeo, pero se han comportado igual. Todo pese a que los eurodiputados de izquierdas en el Parlamento Europeo son en muchas ocasiones muy militantes. El resultado objetivo es un proyecto institucional de una Europa-imperio mercantil y no un proyecto de sociedad.

-¿Cuándo sucumbió la izquierda?
1986, el Acta Única. Ahí estriba la gran orientación del mercado frente a la construcción de Europa con los Estados. En vez de contar con un piloto político, algo sobre lo que no había acuerdo, se decidió construir un avión para que volara solo: el mercado. Una vez creado, se le dotó de libertad de circulación de mercancías, servicios y capitales, añadiendo como concesión la circulación de personas. Después, para ese mercado se creó una moneda, el euro, votado por la izquierda socialista, pero no los sectores más críticos. El consenso de las élites ha consistido en que por encima de todo está Europa y por encima de Europa, el mercado. Se ha construido una Europa liberal y profundamente antisocial. Las políticas sociales son el pariente pobre del mercado europeo y la izquierda se ha vuelto cada vez más conservadora, sobre todo la inglesa y la alemana. Fíjese: cuando se puso en marcha la moneda única había 15 gobiernos de izquierda en Europa. La derecha era prácticamente minoritaria.

-En su libro asegura que, tras la Dictadura, España no tenía muchas más opciones que integrarse en la UE, entonces la Comunidad Económica Europea, ese proyecto cuya construcción critica.
España nunca ha tenido margen de maniobra. La Transición fue el producto de la cordura de las élites políticas españolas y el apoyo de países europeos, especialmente de Alemania. Sin el apoyo de Alemania, el PSOE nunca hubiera tenido tanta importancia. Después, durante 15 años, España fue el país más financiado por la UE. Cuando uno recibe ese dinero no abre la boca en las negociaciones más que para defender esos fondos. España ha trabajado muy bien en Europa, pero casi como una funcionaria. Y después adoptó el euro sin discusión, algo que implicaba una convergencia económica que España respetó con una deuda y déficit bajos. Todo ello mientras se emborrachaba de sector inmobiliario.
-Y cuando estalló la burbuja, el margen de maniobra español fue cero.
Con la crisis se ha visto cómo funciona el poder europeo y cómo Merkel y Sarkozy comenzaron a tomar todas las decisiones. Según el filibustero George Soros, los países del sur de Europa van a salir de la crisis como países subdesarrollados. Los países del sur no pueden sobrevivir con un euro tan caro.

-Si continúa el euro caro (algo que penaliza las exportaciones), se “desangrará la población y se privatizará, casi por completo, el sistema económico y social. En ese caso entraríamos en un terreno de guerras sociales”, escribe. ¿A qué guerras se refiere?
Las decisiones de 2009 y 2010 han provocado la destrucción de millones de empleos y la exclusión de una parte importante de la juventud. También ha habido manifestaciones masivas en los países del sur de Europa. Todo ello es un peligro para las élites financieras europeas, algo que Merkel y el BCE entendieron el año pasado, cuando suavizaron un poquito sus políticas.

-¿Es Francia diferente?
En Francia será imposible seguir aplicando esas medidas de austeridad, como ya hemos visto en las últimas elecciones. No aceptará mucho más tiempo que sea la Comisión quien dicte las normas. No lo deseo, pero se está cocinando una explosión generalizada en Francia. No pueden poner estas medidas en marcha en un país en el que no hay un Estado del bienestar, sino un “Estado padre” que no va a desaparecer por mucho que haya que obedecer a Bruselas.

-¿Puede darse esa explosión en España?
España es muy compleja y hay una serie de problemas contradictorios que al final son paralizantes. Hay una disgregación social, acompañada por un paro increíble. También hay una falta de conciencia de lucha motivada por la Transición, que ha funcionado como anestesia de la identidad social mientras las clases populares se iban integrando y mejorando.
Francia es una democracia clásica, casi de libro. España es una democracia moderna, más dinámica, pero con menos arraigo por ser tan joven. Además, hay que sumarle el problema nacionalista, también muy paralizante. Todos los problemas sociales del país se transforman en un problema identitario. Por ejemplo: el Gobierno de Cataluña aplica una política ultraliberal a nivel social, pero la esconde tras la bandera.
-El Gobierno español y la eurozona proclaman una lenta recuperación y salida de la crisis, algo que haría posible relajar las medidas de austeridad.
Eso es demasiado optimista. Los países del sur no pueden sobrevivir con un euro tan caro salvo que estén dispuestos a destruir el tejido social.
-Algo que usted llama “americanización” de la sociedad.
Las privatizaciones, el fin del derecho laboral, grandes bolsas de pobreza… No sé si eso será posible en los países del sur, pero es imposible en Francia. Estallará una revolución social. La recuperación que vemos ahora es meramente coyuntural. El repunte se produce porque hemos llegado muy abajo.

-“A falta de una poderosa movilización de los asalariados, lo peor es posible en Grecia”. ¿A qué se refiere?
Grecia es el país que hoy en día está más cerca de una dictadura de extrema derecha. El Ejército está a un lado, pero aún no ha dicho su última palabra. Los socialistas están muy divididos y su antiguo líder hizo lo que José Luis Rodríguez Zapatero no había hecho en España: decir “no” y plantearse la posibilidad de someter a referéndum la austeridad. Y cuando ocurrió eso, le enseñaron la puerta. El primer plan de rescate del país fracasó. El segundo, también. Grecia se encamina hacia el autoritarismo.

-¿Por qué es tan peligroso el tratado comercial con EEUU que se negocia en la actualidad?
EEUU sabe que está en una posición de declive hegemónico y ve en China una gran amenaza. En ese tratado se pide que sus empresas tengan la posibilidad de entrar libremente en el mercado europeo con normas norteamericanas. Y hay que recordar que nosotros tenemos el principio de precaución [protección ante los riesgos, aunque el peligro no esté demostrado], por lo que un tratado así inundará el mercado europeo de productos potencialmente peligrosos. La guinda del pastel es un tribunal para resolver conflictos que no sea ni el de los Estados ni el de la UE, sino uno especial donde tendrán influencia las empresas. No es un tratado más. Acabará con lo poco de social que le queda a Europa.
-¿Es posible revertir el rumbo?
Si verdaderamente queremos construir Europa hay que transformar el proyecto en debate público, político e institucional. Hay que prohibir la mezcla de posiciones políticas, porque no es normal. Y abordar el objetivo último de la actual Europa: la privatización de lo público para mercantilizar todas las actividades. De ahí viene la política de austeridad.

-¿Cómo se acaba con el déficit democrático?
Faltan partidos políticos con una concepción clara de la situación. En esos partidos hay que generar una idea nueva de la construcción de Europa y replantear la arquitectura institucional. El déficit democrático no se soluciona mandando más diputados a Bruselas. Hay que controlar a la Comisión, al Consejo, al BCE y reorganizar los poderes del Parlamento Europeo.
Basta con participar en una reunión del Parlamento o del Consejo para ver que una Europa beata no existe, hay que verla en función de las razones de fuerza.
-¿A qué se refiere?
A que cada uno quiere defender las posiciones de su país. No creo en el federalismo europeo. Es demasiado pronto y no hay legitimidad. No veo a un francés aceptar a un presidente de la República alemán. Los cementerios están ahí. Hay que construir algo realista y no una utopía romántica que ya nos ha conducido al fracaso.
-El sueño del arquitecto de Europa Jean Monnet ha muerto.
Y no lo digo yo, lo dicen ellos. Construir Europa a través de un mercado no funciona, porque tiene como límite un espacio comercial. Hay que construir una gran Europa, pero no esta sino una en la que la inteligencia se apodere del debate europeo con una visión crítica. No necesitamos una concepción beata de Europa.
-¿Cómo se ha construido ese dogma europeísta?
Antes, a alguien podían preguntarle: ¿es usted francés? Sí, soy francés. ¿Es usted europeo? Sí, claro, soy europeo. Eso nunca fue un problema. Pero hemos transformado una obviedad en un proyecto de futuro. No necesitábamos sentirnos europeos. Lo somos. No entenderlo así nos lleva a situaciones como la del estallido de la crisis. En Alemania se dijo que en nombre de la solidaridad europea había que ayudar a España. La reacción allí fue calcular cuánto le cuesta un español a cada alemán. Y cuando se diseñó el fondo de rescate para rescatar a Grecia, el Tribunal Constitucional de Alemania vino a decir: “cuidado, porque el pueblo europeo no existe”. Tenía razón. Europa no es un pueblo sino una determinación geográfica. De la misma manera que el pueblo africano no existe, sino decenas de Estados.
Articulo de Daniel Basteiro publicado en el Huffingpost.es el 14 de mayo de 2014